martes, 3 de diciembre de 2013

Discapacidad Intelectual.- El secreto de su felicidad.







Con motivo del día internacional de las personas con discapacidad que celebramos hoy y siendo para mí un día tan señalado quiero aprovechar la oportunidad que me brinda este espacio para mostrar mis experiencias vividas como madre de una personita especial.

El relato del día de hoy va dedicado con todo mi cariño a mi hija Ana en particular y a todas las demás personitas especiales como ella en general y en él tratare de explicar los motivos, por los que a mi juicio, mi hija como probablemente las demás personitas con discapacidad intelectual  (que son con  las que más me relaciono) son tan felices como especiales. He aprendido que su discapacidad no es en absoluto un obstáculo para sentir y conocer en todo su esplendor todo tipo de sentimientos.


Va por vosostros¡¡¡¡¡¡¡¡
Va por Ana¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡


A través de los ojos de mi hija:

Por mucho que nos empeñemos no son iguales,  quien me conoce sabe que no creo en la integración, al menos con la interpretación que mayoritariamente se identifica. Para mí la integración seria posible cuando cuenten con la aceptación y el respeto de las personas que formamos parte de su entorno, cuando asumamos que tienen carencias y limitaciones, cuando comprendamos  que como personas que son tienen sus derechos y necesidades, cuando estemos dispuestos a facilitar todo lo necesario para mejorar su calidad de vida,  cuando reconozcamos que viven y sienten como nosotros, cuando seamos capaces de ofrecer igualdad de oportunidades y cuando aceptemos su valía sin exigirles mas allá de sus posibilidades. Cuando hayamos alcanzado todos estos objetivos entonces y solo entonces habremos logrado la verdadera integración.

Poseedores de varios mitos, ciertos y falsos, quisiera en mi relato del día de hoy hablar del que se les califica de personitas cariñosas y muy felices, pues por una vez y sin que sirva de precedente, creo que el mito es tan cierto como real al menos para una gran mayoría. Me he detenido en mirar a través de los ojos de mi hija intentando buscar el secreto de su felicidad y puede, solo puede, que haya encontrado al menos una parte de él. 

Lo primero que me ha llamado la atención es su aceptación al saberse diferente, ella no nos discrimina, nos acepta con nuestras normas, exigencias, regañinas, marcajes, enseñanzas, consejos...  somos sus cuidadores y guías y como tal nos respeta y nos acepta. Todos los que formamos parte de su vida, familiares, profesionales sanitarios, educativos,  formativos, de ocio.... etc. gozamos de su respeto, cariño y atención, en su nombre como en el del resto de personitas especiales os animo a devolverles los mismos sentimientos y atenciones así como a tratarles con el mismo cariño y respeto.
Acaso no son merecedores ????

También me ha llamado la atención la aceptación al conocer  que tiene una vida más difícil, no se rinde,  es luchadora por naturaleza desde el mismo instante de su nacimiento, y así, muy poco a poco, va logrando, lógicamente en las medidas de sus posibilidades, hacerse un hueco en nuestro mundo, en su mundo.


He vivido la enorme capacidad que tiene para olvidar todo lo desagradable que como persona  que es va experimentando, pues su discapacidad no le exime de conocer lo peor del ser humano, la inocencia aunque en ocasiones la puede hacer vulnerable también la sirve de escudo protector, no vive de malos recuerdos, ocasionalmente recurre a ellos generalmente encaminada hacia una actitud o aprendizaje positivo,  su enorme capacidad para perdonar  y el desconocimiento del rencor le sirve de una ayuda importante para sobrevivir y lógicamente forma parte de su bienestar y felicidad. 

Es asombrosa su capacidad para magnificar algunos sentimientos,  la amistad, el  agradecimiento y especialmente el amor son imprescindibles en su vida, amiga de sus amigos, agradecida de corazón,  enamorada hasta la extenuación y afortunada al conocer el amor correspondido. También conoce otros sentimientos positivos como la alegría, la emoción, el respeto, la esperanza, la ilusión, la solidaridad, la felicidad, la gratitud... Ana es pura,  auténtica, no vive pendiente de lo que piensen o digan los demás. Al carecer de maldad no desperdicia su tiempo en fastidiar, aprovecha cada minuto en su propio beneficio procurándose confort y bienestar.

Necesita estar ocupada, la actividad la da vida, es el trampolín perfecto para avanzar tanto en terreno laboral como en el personal aportándola  madurez y responsabilidad, por motivos de salud se ha producido un estancamiento de su progreso en todos los aspectos durante un largo período de tiempo que en estos momentos está empezando a superar e intenta aprovechar todos los requicios que se la van presentando para volver a retomar su autonomía, rechazando la protección que le asegura una vida cómoda, el afán de superación es una constante en su vida.



Por último me ha llamado la atención la importancia de la ilusión, una ilusión especialmente encaminada a sus proyectos futuros. Metas y proyectos que son su pilar fundamental, su mejor estímulo para seguir adelante y por supuesto para seguir formándose y avanzando en todos los ambientes, personal, laboral, de ocio, etc.

Afortunada de saberse querida y cuidada, con sus principales necesidades cubiertas, vive feliz,  agradecida , ilusionada y lo mejor de todo para ella,  totalmente enamorada. Disfruta de la vida en vez de lamentarse, consciente de sus limitaciones cada tropiezo la sirve para avanzar y enriquecerse como persona. Vive o mejor dicho: sobrevive en un mundo que a veces, aunque resulte difícil de creer, se la queda pequeño.

Mirando a través de los ojos de Ana creo que he descubierto los secretos de su felicidad¡¡¡¡¡¡¡



En todo momento me he referido a la felicidad como un estado de ánimo.

Me gustaría aclarar que en el relato del día de hoy todos los razonamientos expuestos para intentar descubrir el secreto de la felicidad de mi hija son a título particular basados en Ana, en su realidad.
Naturalmente pueden coincidir con otras personitas especiales como ella,  pero siempre respetando que no todos son iguales, el carácter, la genética, la educación y la implicación familiar son factores a tener en cuenta  exactamente igual que en el resto de seres humanos, en esto tampoco son una excepción. 
Deseo con todo mi corazón que esta vivencia personal que he tenido el placer de descubrir a través de los ojos de mi hija,  fuera extensiva a todas las demás personas con discapacidad. Afortunadamente los que rodean a Ana viven en condiciones similares siendo por lo tanto también afortunados.



Para quien carezca de datos suficientes añadiré que mi hija Ana  tiene discapacidad intelectual, acude a un centro ocupacional, realiza actividades deportivas y culturales fuera de su centro y pertenece a un grupo de ocio para personitas especiales como ella, cuenta con grandes amigos,  tiene un noviete que afortunadamente es su alma gemela y conoce el amor correspondido. Se sabe cuidada y querida y en su vida no solo conoce la enfermedad con sus tropiezos y sus limitaciones , también conoce el confort en el más amplio sentido de su palabra, como madre solo me cabe esperar que así sea, que así siga y que seamos afortunados de presenciarlo por muchos años.



Relato escrito con todo mi respeto y por supuesto con todo mi cariño tanto para mi hija como para el resto de personitas especiales como ella, gózais de toda mi admiración y respeto así como el de todas las personas que día a día luchamos para que sus necesidades y derechos estén cubiertos, ofreciendo nuestro apoyo, protección, tiempo, cariño y cuidados.
Enhorabuena ¡¡¡¡¡¡







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